Poco a poco la calle se llenaba de gente … el fuerte aparato de la guardia civil llamaba la atención, hasta del más despistado.Intentaban entrar en aquel edificio pero la puerta estaba cerrada.
El comandante de aquél grupo de guardias miraba las ventanas … muy altas …
--- José !
--- Sí, capitán
--- Corra usted hasta los bomberos … necesito aquí una escalera … rápido, hombre … --- Sí, señor.
El guardia saltó a la grupa de su caballo y salió al galope.
Estaban allí porque algunos vecinos se extrañaban que no veían al propietario del edificio hace muchas semanas.
--- Usted está seguro de eso?
El grupo de hombres que habían llegado de la comisaria asintieron con la cabeza ...
--- Sí. Nuestro vecino tiene por costumbre ausentarse durante varios días .. .pero esta vez … ya hace tres semanas que no lo vemos.
Lo convencieron.
Esa mañana organizó a un grupo de hombres y decidió entrar a la casa para ver si se encontraba algún indicio del paradero del hombre.
Un fuerte ruido le indicó que venía el coche de bomberos … el sonido de los cascos de los caballos en las piedras de la calle S. Luis era inconfundible.
En pocos minutos una larga escalera apuntaba a una de las ventanas.
Uno de los hombres abrió la ventana y entró … en pocos minutos la puerta estaba abierta.
El capitán fue el primero.
La casa estaba muy arreglada … muy limpia … pero de su habitante … ni señal …Durante cerca de dos horas pasaron revista exhaustiva a las dos plantas … no había nadie …
Volvieron a la calle … José, el guardia que había llamado a
los bomberos, estaba pensativo e un poco ausente … -
--- A ti qué te pasa?
--- Nada mi capitán … … estaba pensando ….
--- Y solo piensas para ti o nosotros podemos compartirlo?
--- Algo me intriga …
--- Hombre … habla de una vez …
--- Miramos en toda la casa …
--- Y vimos que no estaba !
--- Capitán … usted ha visto que en la habitación había un baúl?
--- No. Pero eso que tiene que ver?
--- No lo sé … he estado a punto de abrirlo …
--- Y que piensas que tendrá dentro?
--- No lo sé … voy entrar y mirar … Antes que el oficial pudiese racionar, José desapareció por la puerta.
Todo el mundo se quedó mirando la casa … poco después los gritos de José herían el silencio del momento.
--- Aquí … capitán … está aquí …
Entraron todos … el olor en la habitación era insoportable … en un rincón un baúl abierto era la diana de la mirada estupefacta de José.
El capitán miró dentro y bruscamente dio dos paso hacia atrás …
Dentro estaba D. Pelayo Roldán … ya en avanzado estado de putrefacción.
Ahora toda la habitación olía a muerte …
Un sonido en el piso superior llamó la atención de todos …
--- Cabo, mire quien está arriba.
Para comprender aquella
insólita situación tendremos que recular en el tiempo … tres semanas …
D.Pelayo Roldan miraba su imagen en el gran espejo de marco trabajado en talla dorada, herencia de su madre, que, por turno, lo había recibió de su abuela …
Contaba su madre que aquel espejo contenía una maldición … casi que aún podía escuchar su voz:
" --- Hijo mio … el día en que se rompa este espejo morirá su propietario … " Jamás había creído en maldiciones … y el espejo ahí estaba … su compañía de todos los días … Siguió mirándose ... Jamás salía a la calle sin confirmar, durante largos minutos, que en su figura no había ningún fallo de estética.
Todo tenía que estar perfecto, de los zapatos a las medias altas hasta las rodillas, los pantalones, marrones oscuros, un poco abajo de las mismas, la chaquetilla, negra, por encima de una camisa impolútamente blanca con mangas terminadas en largos encajes, hechos a mano … y el sombrero … su adorno preferido … nunca salía de casa sin él … ala ancha … muy fino … con una pluma natural de pavo … todo estaba bien …
Ya tenía la mano en la puerta cuando un sonido desde de dentro le paralizó … decidió ignorarlo ...
El sol apretaba en la calle … el verano era implacable en Sevilla.
--- Buenos días D. Roldan!
La gente lo saludaba en la calle … Pelayo era muy conocido … por un lado,
porque había nacido en aquella calle,
y siempre había vivido allí… pero … no era solo ese factor que llevaba a que la gente
a pararse en la calle mirándole,
disfrazando una o otra sonrisa …
Es que él tenia un modo muy particular … muy … amanerado … o como decían sus vecinos … muy afeminado … Pero D.Pelayo era un hombre muy educado … nadie nunca le había escuchado una mala palabra,
ni para con aquellos que
le hacían comentarios un poco mas fuertes y jocosos.
La
verdad es que se agobiaba inmenso
… pero intentaba siempre no reaccionar.
Entró en el bar de la esquina … todos los días lo hacía … el camarero le puso en la barra el vaso de coñac … siempre lo mismo …
Después …. a volver a casa …
En la habitación de nuevo se paró delante del espejo … cambiarse de ropa también era todo un ritual … Dentro de dos días saldría de nuevo hasta Madrid … Bien se daba cuenta que la gente se intrigaba con sus ausencias … pero solo él sabia la razón … un secreto bien guardado desde hace muchos años … Un sonido raro llamó su atención …
--- De nuevo … no por favor … de nuevo no …
Desde el tiempo de sus padres que se escuchaban cosas extrañas en la casa … casi se había acostumbrado … pero en las últimas semanas la cosa iba a más …
Las noches se tornaban largas … siempre que estaba casi dormido … algo lo despertaba …
Pero normalmente era por la noche … no en pleno día …
Un ruido, ahora más fuerte venía de la habitación … Corrió hasta allí … se quedó mirando el espejo … el mismo espejo en que se miraba todos los días … estaba completamente destrozado …
Quedó petrificado … un susurro junto a su oído izquierdo le dejó helado …
Era verano, pero la temperatura de aquella habitación había bajado muchísimo …
Podía ver el vapor de su respiración … increíble …
--- Vas a morir …
Miró en todas las direcciones … donde vendría aquella voz?
Reculó hasta la pared … sintió miedo … miedo de verdad …
--- Vaaas a moooriiirrr …
Le entró un profundo pánico …
De repente la puerta de la habitación se cerró con grande estampido …
Deslizó por la pared … sus piernas tocaran algo rígido … miró … era el baúl … otra herencia … ya venía de sus abuelos …
Con manos trémulas abrió la tapa y, sin pensarlo se metió dentro.
La tapa se cerró con fuerza … ahora … todo era silencio …
Posiblemente pasaron horas … hasta que Pelayo se decidió salir … empujó la tapa … pero estaba cerrada … conocía el baúl … sabía que no tenía cierre … pero la verdad es que no conseguía abrirlo …
Forzó … gritó … … pero las fuerzas ya le iban faltando … y sus gritos desde dentro … nadie los escuchaba …
Poco a poco sintió que le faltaba el aire … y la voz … y las fuerzas …
INVESTIGACIÓN:
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