miércoles, 22 de mayo de 2013

... JUEGO DE PERDICIÓN ... (final) ...



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  El lunes, en el colegio, buscó a Andrea.

  --- Hola. Qué tal tu finde?

  --- Hola … bién … pensando en ti … tenemos que hablar … no?!

  --- Pienso que sí … te espero después de las clases?

  --- Sabes a que hora salgo?!!!

  A Juan se le subieron los colores …

  --- Sí … …

  --- Vale. Espérame.

  Pasaron horas sentados en un banco de un jardín cercano … hablaron de sus sentimientos … de todo un poco …

  --- Juan, que te ha parecido aquella escena en casa de Sato?

  --- A mi me ha gustado … ya sé que a ti … no mucho …

  --- No es que no me guste … pero me da mucho miedo …

  Se hizo un momento de silencio …

  --- He dibujado una ouija …

  --- Qué?!!!!

  --- Sí … la tengo en mi habitación …

  --- Y funciona?

  --- No lo sé … todavía no la prové … lo haré hoy, cuando vuelva a casa.

  --- Ten cuidado, por favor …

  --- No te preocupes … no pasa nada …

  La verdad es que tenía muchas ganas de probar …

  Esa noche, cuando sus padres ya estaban acostados, Juan se fue al ropero. Ahí había guardado su dibujo.

  No tenía un vaso … miró a su alrededor … encima de su mesita de noche vió una pequeña caja de madera … podría servir …

  Colocó el cuadrado de cartulina en el suelo … puso la pequeña caja y, con su dedo índice derecho pensó en la primera pregunta …

  --- HAY AQUÍ ALGÚN ESPÍRITU?

  La caja no se movió.

  Repitió la pregunta una docena de veces … pero no consiguió resultados.

  Volvió a poner el folio en el ropero y se acostó.

  A media semana el grupo lo llamó … iban de nuevo a casa de Sato.

  Él ya sabía para qué.

  Interrogó a Andrea con la mirada … confirmó que también iría …

  Las cosas fueron mucho más fluidas.

  A las preguntas se fueron sucediendo las respuestas … aparecieron nombres que algunos de los presentes reconocieron …

  Juan se mostró muy activo … Andrea reservada …

  --- Te estás luciendo, Algarroba … se ve que te gusta esto …

  --- La verdad es que sí …

  Las reuniones empezaron a ser más regulares … 

 

 

 

 

 

  Se acercaban las vacaciones de Semana Santa … Andrea estaba triste …

  --- Qué te pasa Andrea?

  --- Bueno … viene la Semana Santa … nos veremos mientras?

  --- Claro que sí … porqué no?

  --- No lo sé … últimamente te veo poco.

  --- Qué dices?

  --- Esta semana solo hemos quedado dos veces …

  Juan paró pensando … era verdad … ni se había dado cuenta …

  --- Pienso que el grupo se reunirá al menos una vez para jugar a la ouija.

  --- Solo piensas en eso? Te hablo de nosotros … y tú hablas de salir con el grupo?

  --- Tranquila, Andrea … podemos estar juntos y con el grupo ala vez … no?!

  --- Curioso … hace unas semanas te quejabas que había siempre demasiada gente cuando estábamos juntos.

  Enfadada, Andrea le dio la espalda y empezó a caminar por la calle … esperaba que él la siguiese … pero Juan se quedó inmóvil.

  Cuando ella desapareció en la esquina Juan se dirigió a casa.

  Estaba muy intrigado. Su ouija continuaba muda e inerte … pero notaba algo raro en su habitación … la puerta se cerraba cuando la dejaba abierta … y si la dejaba cerrada, cuando la miraba, después de un rato, la veía abierta … y en su habitación no había corrientes de aire …







 

  Tal como preveía, el grupo lo llamó. Esa vez no estaba Andrea.

  La ouija de Sato funcionaba siempre.

  --- Y se intentásemos algo diferente?!

  --- A qué te refieres Algarrobo?

  --- Esperen … dejen que experimente una cosa  --- se centró --- QUE LOS ESPÍRITOS QUE SE ENCUENTRAN AQUÍ SE MANIFIESTEN CON SONIDOS.

  Todos se quedaron sin reacción.

  De repente, un golpe en el suelo hizo saltar a todos. Era como si alguien estuviese por debajo del suelo flotante dando puñetazos de abajo hacia arriba.

  Nadie tuvo el valor de decir una sola palabra.

  Sato, siempre el más nervioso, se levantó dando el encuentro por terminado.

  --- Porqué tienes que ser tú quién de las sesiones por terminadas ?

  La pregunta de Juan dejó a todos descolocados … por el tono casi agresivo … y por venir de alguien normalmente tan tranquilo como era Juan.

  Después de un momento de duda Sato contestó …

  --- A ver … es mi casa, no? Tengo algún derecho de decir basta, me parece.

  --- Pues entonces quédate con tu casa y con tu ouija … aquí no volveré más …

  Parte de la frase ya Juan la dijo bajando las escaleras camino de la calle.

  Los demás se miraron sin comprender …

  --- Qué le pasa?

  --- No lo sé … pero Andrea me comentó que el Algarrobo anda muy raro …

  --- Miren … --- Sato siguió nervioso --- pienso que deberíamos terminar con esta situación de la ouija … qué os parece?

  Todos estaban de acuerdo.

  Juan llegó a casa visiblemente perturbado.

  Se acostó vestido por sobre la cama …

  Se daba cuenta que se sentía un poco raro …

  La explosión, en casa de Sato, estaba completamente fuera de lugar … no comprendía cómo había dicho aquellas cosas …

 

 

 

  Inmerso en sus pensamientos algo despertó bruscamente su atención … no sabía identificarlo … era como un movimiento … imposible … estaba solo en la habitación …

  Pero … se repitió … se sentó en la cama … en uno de los rincones de la habitación … en la parte donde llegaba menos luz un bulto parecía estar de pie …

  Salió de la cama y encendió otra lampara … pero lo que fuera que estuviese ahí había desaparecido …

  Estaba teniendo alucinaciones ?!!!

  Decidió bajar a la planta baja … comería algo …

  Exactamente cuando estaba llegando a la puerta de su habitación esta se cerró con violencia.

  Juan se asustó … con la sorpresa se cayó de espalda …

 Cuando llevó la mano al pomo de la puerta esta se abrió sola …

  Empezó a bajar las escaleras … al medio se apagó la luz … Juan quedó un momento parado … se acordó que su reloj de muñeca tenía una luz … no era muy fuerte pero serviría para encontrar los escalones.

  Pero la luz de pronto se restableció.

  En la planta baja sus padres miraban la televisión … lo miraron …

  --- Qué pasa Juan?

  En bajo estaba todo normal, no se habían dado cuenta de nada.

  Durante los días siguientes Juan no se sintió bien físicamente … se quedó en casa.

  Su madre llamó al doctor … pero no le encontró nada … recomendó descanso …

  Siempre que quedaba solo en su habitación sentía movimientos … las luces se apagaban y encendían … la cadena de música empezaba a tocar …

  --- Juan, tienes a alguien que quiere verte.

  Quedó sorprendido … quién sería?

  Su sorpresa fue a más cuando Andrea entró.

  --- Andrea … qué haces aquí?

  --- Estaba preocupada … no sé de ti hace semanas … y me han dicho que estabas enfermo …

  --- Y cómo sabías donde vivo?

  --- Qué piensas, Juan?! Que nadie sabe que vives en el barrio Madre de Dios?

  La verdad es que Juan evitaba decir que vivía en uno de los barrios más problemáticos de Sevilla.

  Le gustó recibir a Andrea … se abrió con ella y terminó contando lo que le pasaba.

  Andrea estaba aterrorizada solo de escucharlo.

  Cuando se quedó solo se sintió más aliviado …

 

 

 

 

  La noche fue terrible … las sombras iban y venían … siempre que estaba a punto de dormirse había algo que lo sacudía …

  Cuando salió el sol Juan estaba desesperado.

  Su madre fue a despedirse antes de ir a trabajar … Juan le sujetó la mano ...

  --- No me dejes solo, mama.

  --- Qué dices, tontito? … sabes que tengo que ir trabajar …

  El miedo de quedarse solo se apoderaba de él.

  Ahora las sombras se reían … los sonidos le llegaban perfectamente …

  Bajo las escaleras corriendo y se fue al despacho de su padre … buscó en el segundo cajón.

  Sabía que su padre tenía un revolver guardado. Lo encontró debajo de unos papeles. Las municiones estaban en otro cajón.

  Volvió a la habitación y se sentó en la cama.

  Con el arma en la mano tomó una actitud más beligerante …

  --- Acercaos ahora ...veréis lo que tengo para vosotros …

  Del otro lado escuchó una voz susurrante …

  --- No tienes huevos!

  Juan apuntó al bulto y disparó … pero no consiguió más que escuchar una carcajada siniestra.

  A partir de ahí, Juan disparó a todo lo que se movía.

  Ya solo tenía una bala en la antecámara … ahora había muchos bultos … se movían muy deprisa … se cruzaban en el aire …

  Uno de ellos se lanzó sobre él y sintió como si entrase en su interior …

  --- Ahora estoy dentro de ti … que piensas hacer? Ah ah ah ah

  Juan no sabía que hacer … sintió como si una fuerza interior le moviese su mano … el cañón del arma se fue girando lentamente hacia él … no controlaba los movimientos … y las carcajadas las escuchaba cada vez más fuertes dentro de si …

  Lentamente el arma apuntó a su frente … su dedo se flexionó … poco a poco …

  Un enorme estruendo hizo eco en su cabeza … después … finalmente … el silencio … los bultos se habían ido … había ganado …



dramatización de jorge peres

 

 

 

 

  Esta dramatización está basada, infelizmente, en una historia real ocurrida en el inicio de los años 90, en barrio Madre de Dios en Sevilla.

  Quiero deciros un par de cosas que me parecen importantes:

        Primera – la OUIJA NO ES UN JUEGO … es muy importante que todo el mundo tenga bien presente que la ouija es un medio de contacto, como un intercomunicador o un radiotransmisor …

      Segunda – cuando piensen en contactar con espíritus tienen que saber exactamente lo que pretenden … tienen que estar preparados …

      Tercera – si tienen miedo … no lo hagan.

  Este mi trabajo tuvo como base de información una publicación del investigador Javier Lobato, cabeza y voz del programa de radio ALCOSA OCULTA. Os dejo el enlace:

http://www.javierlobato.net/2013/05/expediente-madre-de-dios.html

 

 

 

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martes, 21 de mayo de 2013

... JUEGO DE PERDICIÓN ...

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   --- Hey! Algarrobo … te vienes con nosotros?

  El chico la miró dudando … tranquilamente, como era su costumbre, contestó …

  --- Dónde iréis?

  --- Vamos hasta la casa de Sato … sus padres no están …

  Después de un breve momento de reflexión Juan hizo un movimiento afirmativo con la cabeza.

  --- Entonces vamos … nos esperan fuera.

  Juan era un chico tranquilo, un bueno estudiante y hacía amigos con facilidad … tenía un físico delgado y era el más alto de todo el grupo … eso le hizo ganar el apodo de algarrobo, un árbol grande … como él.

  Al salir de la cafetería había un grupo de tres chicos y una chica esperando …

  --- Miren … ha convencido al Algarrobo.

Uno de ellos se acercó …

  --- Me alegra que hayas venido, macho … mis padre se fueron a Madrid … tenemos la casa solo para nosotros …

  Juan sonrío discretamente y sus ojos se cruzaron con la chica que, junto a un coche le miraba … era Andrea … sentía debilidad por ella … pero era demasiado tímido para siquiera decirle algo más que “hola” …

  --- Vamos, chicos … estamos perdiendo el tiempo …

  Todos siguieron a Sato. Su casa no estaba lejos.

  Quince minutos después de una caminata a paso más o menos acelerado, llegaron.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

  Sato vivía en una vivienda de dos plantas con un gran jardín alrededor.

  --- Limpiaros los pies al entrar, por favor … Nos vamos al piso de arriba.

  En pocos minutos se encontraban todos sentados en el suelo del salón de arriba.

  --- Qué hacemos? Jugamos a las cartas?

  --- Otra vez? Siempre lo mismo.

  Andrea se sentó al lado de Juan.

  --- Tú que dices, Juan? Jugamos a las cartas?

  Juan sintió la boca seca …

  --- Lo que queráis … me da igual …

  --- Tengo una idea mejor … hacemos una sesión de espiritismo?

  Todos miraron al dueño de aquella voz.

  --- Y eso como sería?

  --- Nos concentramos todos e intentamos llamar algún espíritu …

  --- Esperen! Ya vuelvo.

  Sato salió del salón y bajó las escaleras …

  --- Qué le ha pasado?

  --- Tendrá miedo! …

  --- Tú tienes miedo, Juan? --- Andrea hablaba en voz baja.

  Juan sintió como ella se recostaba en su brazo …

  --- No. Esas cosas no me dan miedo.

 






 

  En pocos minutos, Sato volvió a reunirse con ellos. En la mano traía un cuadrado de cartón.

  Lo puso en medio del círculo formado por todos sus amigos … se podían ver unas letras pintadas …

  --- Y eso que es?

  --- Una ouija.

  --- Una ouija?!!!

  Todos se inclinaron para ver más atentamente lo que tenían delante.

  --- Y esto para que sirve?

  --- Dicen que con eso se puede hablar con los muertos.

  Era la primera vez que Juan hablaba. Todos lo miraron sorprendidos.

  --- Tú que sabes de esto, Algarrobo?!

  --- Mi abuela tenía una … nunca me ha dejado verla bien … ni tocarla siquiera … pero se encerraba en el garaje con sus amigas …

  --- Y tú como tienes eso, Sato?!

  --- Es de mi madre … también la usa con sus amigas … pero yo sé donde la guarda … se usa con esto … --- puso un pequeño vaso de plástico encima del cartón.

  --- Qué raro, no?!

  --- Hay que poner el dedo índice de cada uno en este vaso … al mismo tiempo … después, dice mi madre que el vaso se moverá solo y tenemos que juntar las letras y formar las palabras con que los espíritus nos hablan …

  Andrea apretó el brazo de Juan …

  --- Esto me da mala espina, Juan.

  --- Tranquila … no pasa nada … pienso que no funcionará.

  --- Ahora hay que pensar en algunas preguntas …

  Todos hicieron un momento de silencio pensando las preguntas …

  --- Empieza tú, Sato … eres el dueño …

  --- Vale … voy hacer la primera pregunta … HAY ALGÚN ESPÍRITU AQUÍ?!

  El silencio fue la única respuesta. El vaso no se movió.

  --- No hagáis mucha presión sobre el vaso … tenemos que relajarnos …

  Andrea quitó el dedo.

  --- Sigue tú, Juan … a mi me da miedo … seguiré aquí mirando …

  Sato subió de nuevo la voz:

  --- HAY AQUÍ ALGÚN ESPÍRITU? EN ESTE MOMENTO? QUE SE MANIFIESTE, POR FAVOR. --- el tono era firme … casi amenazador.

  Un enorme estampido hizo que se helaran todos.

  --- Qué ha sido eso?

  --- La puerta se ha cerrado. Eso ha sido lo que escuchamos?

  --- Yo la dejé abierta.

  --- Tranquilos … habrá sido una corriente de aire. No quiten los dedos.

  Casi al mismo tiempo que hablaba el vaso empezó a moverse.

  Primero paró junto a la letra S … después, muy lentamente … hasta la letra I.

  --- Sí! Nos ha contestado … SÍ!

  A Juan eso le animó.

  --- Ahora preguntare yo … DANOS UN NOMBRE. QUIÉN ERES?

  --- El vaso siguió moviéndose … primero la letra R después O, y M, y E, y, por fin, O.

  --- Romeo?!! Quien será Romeo?

  Sato paró de repente … y quitó bruscamente el dedo del vaso. Todos lo miraron.

  --- Qué pasa Sato?

  --- Romeo … era el nombre de mi tío …

  --- Tu tío?

  --- El que ha muerto?

  --- Sí!

  Todos quedaron mudos. Fue Juan quien rompió el hielo.

  --- Y de que ha muerto tu tío, Sato?

  --- Se ha suicidado.

  --- Oooops! Cómo?!

  --- Se ahorcó.

  --- Jolín, gente! Será mejor parar con esto … no os parece?

  Pero no todos tenían miedo.

  --- Una pregunta más … solo una …

  Otro del grupo salió del círculo y se sentó un poco más alejado.

  --- Yo no. Seguid vosotros si queréis.

  --- Ok. Ahora que alguien haga otra pregunta.

  --- Yo la haré … QUIERES COMUNICARTE CON NOSOTROS?

  El vaso volvió a moverse y de nuevo buscó las letras S, y I.

  --- Ha dicho que sí! … Y ahora que hacemos?

  Sato estaba verdaderamente afectado. Se levantó de golpe y salió llevando consigo el cuadrado de cartón.

  --- Volveré a poner esto en su sitio. Basta por hoy.

 

 

 

 

 

  --- No has tenido miedo, Juan … tienes valor … --- Andrea le susuraba al oído.

  Juan sonrío y cuando la miró deparó que sus labios estaban ya cerca de los suyos … el beso fue rápido … nadie se dio cuenta.

  Como era viernes, pasaron todo el fin de semana sin contactar entre ellos.

  Juan pensaba que aquella ouija podría ser un mundo inmenso … podría ser muy interesante.

  Buscó en el despacho de su padre algo que le pudiese servir … después de una breve búsqueda encontró un folio de cartulina, más o menos de las dimensiones de la ouija de Sato … había tomado una decisión … haría su propia ouija …

 

                          ( continuará ... oh! si! ... )

 

 

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