Manuel Díaz esperaba que le asignasen su nuevo local de trabajo. Sentado en el salón de espera de la empresa de vigilancia para la que trabaja ya hace 4 años, esperaba a que su jefe terminase de hablar con dos compañeros suyos.
La reunión parecía prolongarse.
De cuando en cuando las voces se escuchaban en un tono más alto … pero sin que pudiese comprender cual era el tema.
Finalmente la puerta se abrió … sus compañeros salieron acelerados sin mirarlo siquiera. De dentro una voz potente se hizo escuchar:
--- MANUEL DÍAAZZ!
Su primera reacción fue … no tener reacción …
--- Manuel Díaz … entre !
Ahora el tono era más tranquilo. Se levantó y entró.
En el despacho, su jefe miraba papeles sueltos por su mesa de trabajo … parecía estresado …
--- Ah! Manuel … finalmente … siéntate …
Manuel era un hombre muy alto, 1,90m … y se mantuvo de pie.
Pasados unos minutos su jefe lo miró … al verlo aún de pie su actitud cambió.
--- Por favor, siéntate, Manuel … y perdona … estoy un poco alterado … ya me calmaré …
Lentamente se acomodó en la silla que tenía al lado. Miró a su alrededor … un pequeño despacho … un tanto descuidado … montones de papeles por todos lados …
Cuando terminó su observación se dio cuenta que su jefe lo miraba fijamente …
--- Manuel … tú crees en fantasmas?
La pregunta, disparada así de golpe … lo pilló completamente de sorpresa … era vigilante … trabajaba en una empresa de seguridad … ese era su jefe … a qué venía una pregunta tan disparatada?
Y su jefe seguía mirándole intensamente.
--- No me has contestado!
Manuel tartamudeó un poco …
--- Yo?!!!! Yo … no …
--- Vale! Te explico … acabo de despedir a tus compañeros.
Manuel abrió un poco los ojos …
--- Y eso? Qué ha pasado?
--- Se negaron a hacer el servicio que hoy tenía para ellos.
--- Los dos?!
--- Sí. Alegaron que ahí había fantasmas … por eso te he preguntado …
--- No … jamás he creído en fantasmas … ni espíritus … ni ninguno de esos temas …
--- Ok. Me alegro. Durante las próximas dos semanas estarás trabajando en Macarena, en la calle San Luis de Sevilla … un solar en construcción.
--- Muy bien.
Salió del despacho y miró su reloj … todavía faltaban un par de horas para su horario de trabajo.
Dos horas después cruzaba el famoso arco de la Macarena con su mochila y buscando la calle que su jefe le había dado.
No fue difícil.
Los obreros aún estaban guardando sus herramientas. Se presentó …
--- Hoy te toca aquí? A ver cuanto aguantas …
Los miró con aire interrogativo …
--- Qué queréis decir?
--- Que cada día conocemos nuevo vigilante … aguantan máximo … tres días.
--- Y eso porqué?
--- Pues … dicen que hay fantasmas por aquí …
--- Ya he escuchado esa tontería … pues yo no creo en esas cosas … por eso … me temo que tendréis que verme por aquí mucho tiempo.
Ellos sonrieron y salieron.
Manuel abrió su mochila y sacó su radio … la llevaba siempre para todo los sitios donde trabajaba … era su compañía por la noche … y no era una radio cualquiera … tenía una buena marca … y era digital … la puso encima de una mesa improvisada que tenía para si … sintonizó un canal de música … y se preparó para dar una vuelta para reconocer todo el local.
La verdad es que no era muy grande.
Todo normal … todo tranquilo …
Tenía una silla y había llevado el periódico del día … todo prometía una noche normal.
Y lo fue.
Por la mañana, poco después de salir el sol volvieron los operarios.
--- Qué tal te fue?
--- Muy bien … todo tranquilo … y sin fantasmas … eh eh eh
Se fueron a preparar para empezar su trabajo y el apagó su radio y reunió sus cosas … ahora iría para casa dormir.
Uno de los operarios entró en el pequeño prefabricado …
--- Cómo te llamas?
--- Yo?! Manuel … Manuel Díaz.
--- Ven … tienes que ver algo.
Lo siguió por la obra. En un rincón miró el lugar señalado por el operario … ahí ya estaban todos los demás …
Un monte de herramientas estaba amontonado de una manera ordenada … casi matemática …
--- Qué pasa? --- no comprendía todo el silencio que se hacía sentir.
--- Son nuestras herramientas.
--- Normal … no?
--- No!
--- Cómo que no?
--- Las dejamos en aquel cajón --- señalaban un cajón al otro lado de la habitación … se vía que estaba cerrado con una cadena y un candado.
--- Y por qué no están ahí?
--- Dímelo tú … has pasado la noche aquí !
Uno de ellos tenía una llave, la usó en el candado y abrió el cajón … estaba vacío …
Manuel intentaba comprender … habían dejado las herramientas cerradas en un cajón con cadena y candado y por la mañana estaban fuera … eso le olía a broma …
--- Os falta alguna de las herramientas.
--- No … está todo aquí.
--- Entonces no hay más que hablar. Os deseo un buen día … yo me voy a dormir.
Ante el continuo silencio, Manuel cogió su mochila y se fue a casa.
( continuará ... )
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