... TODAS LAS DEUDAS ESTAN PAGADAS ... (FINAL)
este blog es bilingue
La
verdad es que aquella tarde dejó huella en Imelda. Sin decir nada a
nadie visitó sola una vidente que, sabía, vivía en la calle Feria.
La
decepción fue aún más grande. Incluso le ha dijo que su marido se
llamaba Manuel … y pagó 10 monedas … un timo …
Tiempos después su amiga la visitó a media mañana.
---
Entra Rosa … pasa algo?
---
No … o sí … te explico … te traigo una invitación para una
fiesta …
---
Fiesta ? No voy a fiestas Rosa … soy viuda …
---
Imelda … estas viuda … no muerta … ya pasaron casi dos años …
es más que tiempo para que empieces a salir … conocer gente nueva
… y … quien sabe … encontrar otro marido …
---
Qué dices … Rosa … olvídalo … no voy a salir para ir a una
fiesta … que dirían los vecinos ?…
---
Los vecinos ?… y a ti que que te importa lo que piensan los
vecinos? Cuando tienes problemas, seguramente que no vienen aquí los
vecinos ayudarte a solucionarlos.
---
Puede que tengas razón … pero va a ser que no.
Rosa
se marchó desilusionada.
El
cabreo de Imelda se fue atenuando cuanto más iba pensando en la
visita de Rosa.
Al
final del día pensaba …
---
Y porqué no?! Tenía casi 40 años … era una mujer interesante …
no tenía hijos … tendría que vivir la vida que tenía por delante
…
Antes
del caer el sol corrió a casa de Rosa.
---
Rosa … perdona mi reacción de hoy … lo he pensado … cuenta
conmigo … iremos a esa fiesta …
Arregladas
casi como si fuera una visita a la feria de abril, las dos mujeres
entraron en el palacio de los condes de Taifa, donde se daba una
fiesta para la presentación en sociedad de la hija pequeña del
conde que había llegado a la mayoría de edad …
Imelda
al principio se sentía incomoda … pero se fue acostumbrando …
Después
de unas horas de baile llamaron a todo el mundo para una pequeña
sala.
---
Qué pasa en ese salón, Rosa?
---
Momentos de ouija?
---
Y eso qué es?
---
Algo interesante … ven!
En
una mesa unas cuantas personas miraban un cuadrado de cartón que
tenía unas letras dibujadas.
Una
chica ponía el dedo en algo parecido a un pequeño vaso … y este
se deslizaba lentamente …
La
chica empezó diciendo que hablaba con familiares de algunos de los
presentes … familiares que ya habían muerto …
A
Imelda no le hizo mucha gracia. Ya había sido timada muchas veces …
se prometió a si misma no volver a intentar nada que no fuese
natural.
---
Rosa … me voy a casa … vienes conmigo?
---
Porqué?!!! Qué pasa Imel … ahora que la cosa está poniéndose
interesante …
---
Estoy harta de timos … si no vienes … me voy sola …
Ya
estaba pasando la puerta del salón cuando escuchó la voz de la
chica …
---
Alguien conoce a un tal Fernando Martinez Morales?
Imelda
quedó paralizada … la broma estaba yendo demasiado lejos …
Volvió
atrás.
---
Pare con eso … no juego a esto … cualquiera sabe el nombre de mi
fallecido marido.
---
No juego … ese hombre me ha salido aquí …
---
Imposible … está muerto …
---
Pero ... dejó sus deudas pagadas?!!!!
Imelda
sintió que bajaba la temperatura de su cuerpo.
---
Muchos saben que él me decía eso todas las mañana …
Se
hizo silencio … unos minutos después … la chica hablo de nuevo …
---
Habla de un lunar en un sitio especial … íntimo …
Imelda
se rindió … solo dos personas sabían del lunar … ni su padre
jamás lo había sabido …
---
Y te habla desde el mundo de los muertos?
---
No propiamente … esto es muy raro … no es él que me habla …
---
Entonces? No comprendo …
---
Me habla tu madre.
---
Mi madre?!!!
---
Sí!
Volvió
el silencio …
---
Tú madre dice … que tu marido no ha muerto!
---
Cómo?!!!!
---
Tu marido vive en Argentina … con otra mujer …
---
No es posible …
Nuevo
momento de silencio …
---
La vida le va a ser adversa … volverá …
---
Volverá ?!!!
---
Sí … de hoy a tres meses y tres días … llamará a tu puerta …
te pedirá que le perdones … quiere volver …
---
No es posible … y qué más?!!!
---
Nada … no tengo más comunicación …
La
vuelta a casa se hizo en silencio … Imelda no sabía qué pensar …
Rosa no sabía que decirle …
La
noche fue muy intensa … …
Los
tres meses siguientes fueron de auténtico terror … Imelda no comía
… no salía de casa … hasta Rosa se alejó de ella …
El
cura de la iglesia del barrio, la conocía desde siempre … la había
casado con Fernando … conocedor de su problema la visitó …
Imelda
le contó el porqué de su estado de animo … y él se enfadó
muchísimo …
---
No me puedo creer que tú, una mujer moderna e inteligente creas en
esas patrañas … y que dejes que eso altere tu vida normal … Dios
te guiará ...
La
confesó y, a su modo, la confortó un poco.
Tres
meses y tres días después de la fiesta el timbre de la puerta de la
calle sonó …
Con
dificultad, Imelda se arrastró hasta la entrada y abrió … de
rodillas, Fernando, de cabeza baja, ni la miraba …
---
Imelda … amor mío … ruego que me perdones …
---
Tú estás muerto en mis recuerdos … y enterrado desde hace dos
años.
Dio
la vuelta y, dejando la puerta abierta volvió a la habitación.
Fernando
quedó petrificado por la reacción …
De
repente se levantó y corrió a la habitación.
El
cuerpo de Imelda estaba encima de la cama … famélico de tres meses
de sufrimiento y mala alimentación.
Se
arrodilló junto a él …
---
Como ves … ahora también yo estoy muerta …
Fernando
no comprendía … tenía el cuerpo de su mujer delante … pero la
voz venía del otro lado de la habitación.
Se
volvió … la figura luminosa y translúcida de Imelda lo miraba …
---
Sí … es verdad … estoy muerta … pero no te preocupes … todas
las deudas están pagadas.
La
historia, se cuenta, pasó en la zona de Macarena.
Se
dice que, Fernando,
después de ver el fantasma de su esposa, entro en estado de locura,
y fue internado en un psiquiátrico de la ciudad.
Entre
sus compañeros de internado, algunos eran aficionados de la ouija
... y, de cuando en cuando, le decían que tenían mensajes de Imelda
... para ele.
A
verdade é que aquela tarde deixou marca em Imelda. Sem dizer nada a
ninguém, visitou sozinha uma vidente que, sabia, vivia na rua Feria.
A
decepção foi ainda maior. Incluso lhe disse que o seu marido se
chamava Manuel … e pagou 10 moedas … uma falcatrua …
Tempos
mais tarde, a sua amiga visitou-a pela manhã.
---
Entra Rosa … passa-se algo?
---
Não … ou sim … explico-te … trago-te um convite para uma festa
…
---
Festa? Não vou a festas, Rosa … sou viuva …
---
Imelda … estas viuva … não morta … ya passaram quase dois anos
… é mais que tempo para que comeces a sair … conhecer gente nova
… e … quem sabe … encontrar outro marido …
---
Que dizes … Rosa … esquece … não vou a sair para ir a uma
festa … que diriam os vizinhos? …
---
Os vizinhos ? … e a ti que te importa o que digam os vizinhos?
Quando tens problemas, seguramente, não são os vizinhos que te veêm
ajudar a resolver-los.
---
Pode ser que tenhas razão … mas não vou.
Rosa saiu decepcionada.
O
nervosismo de Imelda foi-se atenuando quanto mais ia pensando na
visita de Rosa.
No
final do dia racionaba...
---
E porque não? Tinha quase 40 anos … era uma mulher interessante …
não tinha filhos … tinha que viver a vida que tinha à sua frente.
Antes
do por do sol correu a casa de Rosa.
---
Rosa … perdoa a minha reacção de hoje … estive pensando …
conta comigo … iremos a essa festa …
Arranjadas,
quase como se fosse uma visita à feira de Abril, as duas mulheres
entraram no palacio dos condes de Taifa, onde se dava uma festa para
apresentação à sociedade da filha mais nova do conde que atingira a
maioridade.
Imelda,
no inicio sentia-se incómoda … mas foi-se acostumando …
Depois
de umas horas de baile chamaram para uma pequena sala.
--- Que se passa nessa sala, Rosa?
---
Momentos de ouija!
---
Que é isso?
---
Algo muito interessante … anda!
Numa
mesa umas quantas pessoas olhavam um quadrado de cartão que tinha
umas letras desenhadas.
Uma
rapariga punha o dedo em algo parecido com um pequeno copo … e este
deslizava lentamente …
A
moça começou a dizer que falava com familiares de alguns dos
presentes … familiares que jã estavam mortos …
Imelda
não achou muita graça. Já tinha sido enganada muitas vezes …
prometera a si mesma não voltar a tentar nada que não fosse
natural.
---
Rosa … vou para casa … vens comigo?
---
Porque?! Que te passa Imel ?!! … agora que a coisa esta a ficar
interessante …
---
Estou farta de timos … se não vens … vou sozinha …
Já
estava passando pela porta da sala quando escutou a voz da rapariga …
---
Alguem conhece um tal Fernando Martinez Morales?
Imelda
ficou paralizada … a brincadeira estava indo demasiado longe …
Voltou
atrás.
---
Páre com isso … não jogo a isto … qualquiera sabe o nome do meu
falecido marido.
---
Eu não jogo … esse nome saiu aqui …
---
Impossivel … esta morto …
---
Mas … deixou as suas dividas pagas ??!!!!!!!!
Imelda
sentiu que baixava a sua temperatura corporal.
---
Muita gente sabe que ele me dizia isso todas as manhãs …
Fez-se
silencio … uns minutos depois … a rapariga falou de novo …
---
Fala de um sinal de nascença ... num sitio muito especial … intimo …
Imelda
rendeu-se … só duas pessoas sabiam do sinal … nem o seu pai
jamais o soube …
---
E fala-te, ele, desde o mundo dos mortos?
---
Não propriamente … isto é muito raro … não é ele que me fala
…
---
Então?!!! … Não compreendo …
---
Fala-me a tua mãe …
---
A minha mãe?!!!!!!
---
Sim!
Voltou
o silencio …
---
A tua mãe diz … que o teu marido não morreu!
---
Como ?!!!!?
---
Tu marido vive em Argentina … com outra mulher …
---
Não é possivel …
Novo
momento de silencio …
---
A vida vai-lhe a ser adversa … voltará …
---
Voltará?
---
Sim … de hoje a tres meses e tres dias … chamará a tua porta …
te pedirá perdão … quer voltar …
---
Não é possivel … e que mais?!
---
Nada … … … não tenho mais comunicação …
A
volta a casa fez-se em silencio … Imelda não sabia o que pensar …
Rosa não sabia o que dizer-lhe …
A
noite fora muito intensa … …
Os
tres meses seguintes foram de autentico terror … Imelda não comia
… no saia de casa … até Rosa acabou por afastar-se dela …
O
padre da igreja do bairro conheci-a desde sempre … havia celebrado
o seu casamento com Fernando … conhecedor do problema visitou-a …
Imelda
contou-lhe o porquê do seu estado de ânimo … e ele zangou-se
muitissimo …
---
Não posso acreditar que tu, uma mulher moderna e inteligente,
acredites nessas patranhas … e permitas que isso altere a tua vida
normal … Deus te guiará …
Confessou-a
e, ao seu modo, confortou-a um pouco.
Tres
meses e tres dias depois da festa a campainha da porta da rua soou …
Com
dificuldade, Imelda arrastou-se até à entrada e abriu … de
joelhos, Fernando, de cabeça baixa, nem a olhava …
---
Imelda … meu amor … te rogo que me perdoes …
---
Tu estás morto nas minhas lembranças … e enterrado desde há dois
anos.
Deu
a volta e, deixando a porta aberta, voltou ao seu quarto.
Fernando
ficou petrificado pela reacção …
De
repente levantou-se e correu até ao quarto.
O
corpo de Imelda estava em cima da cama … delgado de tres meses de
sofrimiento e má alimentação.
Ajoelhou-se
junto a ela …
---
Como ves … agora também eu estou morta …
Fernando
não comprendia … tinha o corpo de sua mulher diante de si … mas
a voz vinha do outro lado do quarto.
Voltou-se
… a figura luminosa e translucida de Imelda olhava-o …
Sim
… é verdade … estou morta … mas não te preocupes … todas as
dividas estão pagas.
Esta
história, conta-se,
passou-se na zona de Macarena.
Diz-se
que, Fernando,
depois de ver o fantasma da sua esposa, entrou em estado de loucura,
sendo internado num manicomio da cidade.
Entre
os seus companheiros de internado, alguns eram aficionados da ouija
... e, de quando em quando, diziam-lhe que tinham mensagens de Imelda
... para ele.
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