--- Hey! Algarrobo … te vienes con nosotros?
El chico la miró dudando … tranquilamente, como era su costumbre, contestó …
--- Dónde iréis?
--- Vamos hasta la casa de Sato … sus padres no están …
Después de un breve momento de reflexión Juan hizo un movimiento afirmativo con la cabeza.
--- Entonces vamos … nos esperan fuera.
Juan era un chico tranquilo, un bueno estudiante y hacía amigos con facilidad … tenía un físico delgado y era el más alto de todo el grupo … eso le hizo ganar el apodo de algarrobo, un árbol grande … como él.
Al salir de la cafetería había un grupo de tres chicos y una chica esperando …
--- Miren … ha convencido al Algarrobo.
Uno de ellos se acercó …
--- Me alegra que hayas venido, macho … mis padre se fueron a Madrid … tenemos la casa solo para nosotros …
Juan sonrío discretamente y sus ojos se cruzaron con la chica que, junto a un coche le miraba … era Andrea … sentía debilidad por ella … pero era demasiado tímido para siquiera decirle algo más que “hola” …
--- Vamos, chicos … estamos perdiendo el tiempo …
Todos siguieron a Sato. Su casa no estaba lejos.
Quince minutos después de una caminata a paso más o menos acelerado, llegaron.
Sato vivía en una vivienda de dos plantas con un gran jardín alrededor.
--- Limpiaros los pies al entrar, por favor … Nos vamos al piso de arriba.
En pocos minutos se encontraban todos sentados en el suelo del salón de arriba.
--- Qué hacemos? Jugamos a las cartas?
--- Otra vez? Siempre lo mismo.
Andrea se sentó al lado de Juan.
--- Tú que dices, Juan? Jugamos a las cartas?
Juan sintió la boca seca …
--- Lo que queráis … me da igual …
--- Tengo una idea mejor … hacemos una sesión de espiritismo?
Todos miraron al dueño de aquella voz.
--- Y eso como sería?
--- Nos concentramos todos e intentamos llamar algún espíritu …
--- Esperen! Ya vuelvo.
Sato salió del salón y bajó las escaleras …
--- Qué le ha pasado?
--- Tendrá miedo! …
--- Tú tienes miedo, Juan? --- Andrea hablaba en voz baja.
Juan sintió como ella se recostaba en su brazo …
--- No. Esas cosas no me dan miedo.
En pocos minutos, Sato volvió a reunirse con ellos. En la mano traía un cuadrado de cartón.
Lo puso en medio del círculo formado por todos sus amigos … se podían ver unas letras pintadas …
--- Y eso que es?
--- Una ouija.
--- Una ouija?!!!
Todos se inclinaron para ver más atentamente lo que tenían delante.
--- Y esto para que sirve?
--- Dicen que con eso se puede hablar con los muertos.
Era la primera vez que Juan hablaba. Todos lo miraron sorprendidos.
--- Tú que sabes de esto, Algarrobo?!
--- Mi abuela tenía una … nunca me ha dejado verla bien … ni tocarla siquiera … pero se encerraba en el garaje con sus amigas …
--- Y tú como tienes eso, Sato?!
--- Es de mi madre … también la usa con sus amigas … pero yo sé donde la guarda … se usa con esto … --- puso un pequeño vaso de plástico encima del cartón.
--- Qué raro, no?!
--- Hay que poner el dedo índice de cada uno en este vaso … al mismo tiempo … después, dice mi madre que el vaso se moverá solo y tenemos que juntar las letras y formar las palabras con que los espíritus nos hablan …
Andrea apretó el brazo de Juan …
--- Esto me da mala espina, Juan.
--- Tranquila … no pasa nada … pienso que no funcionará.
--- Ahora hay que pensar en algunas preguntas …
Todos hicieron un momento de silencio pensando las preguntas …
--- Empieza tú, Sato … eres el dueño …
--- Vale … voy hacer la primera pregunta … HAY ALGÚN ESPÍRITU AQUÍ?!
El silencio fue la única respuesta. El vaso no se movió.
--- No hagáis mucha presión sobre el vaso … tenemos que relajarnos …
Andrea quitó el dedo.
--- Sigue tú, Juan … a mi me da miedo … seguiré aquí mirando …
Sato subió de nuevo la voz:
--- HAY AQUÍ ALGÚN ESPÍRITU? EN ESTE MOMENTO? QUE SE MANIFIESTE, POR FAVOR. --- el tono era firme … casi amenazador.
Un enorme estampido hizo que se helaran todos.
--- Qué ha sido eso?
--- La puerta se ha cerrado. Eso ha sido lo que escuchamos?
--- Yo la dejé abierta.
--- Tranquilos … habrá sido una corriente de aire. No quiten los dedos.
Casi al mismo tiempo que hablaba el vaso empezó a moverse.
Primero paró junto a la letra S … después, muy lentamente … hasta la letra I.
--- Sí! Nos ha contestado … SÍ!
A Juan eso le animó.
--- Ahora preguntare yo … DANOS UN NOMBRE. QUIÉN ERES?
--- El vaso siguió moviéndose … primero la letra R después O, y M, y E, y, por fin, O.
--- Romeo?!! Quien será Romeo?
Sato paró de repente … y quitó bruscamente el dedo del vaso. Todos lo miraron.
--- Qué pasa Sato?
--- Romeo … era el nombre de mi tío …
--- Tu tío?
--- El que ha muerto?
--- Sí!
Todos quedaron mudos. Fue Juan quien rompió el hielo.
--- Y de que ha muerto tu tío, Sato?
--- Se ha suicidado.
--- Oooops! Cómo?!
--- Se ahorcó.
--- Jolín, gente! Será mejor parar con esto … no os parece?
Pero no todos tenían miedo.
--- Una pregunta más … solo una …
Otro del grupo salió del círculo y se sentó un poco más alejado.
--- Yo no. Seguid vosotros si queréis.
--- Ok. Ahora que alguien haga otra pregunta.
--- Yo la haré … QUIERES COMUNICARTE CON NOSOTROS?
El vaso volvió a moverse y de nuevo buscó las letras S, y I.
--- Ha dicho que sí! … Y ahora que hacemos?
Sato estaba verdaderamente afectado. Se levantó de golpe y salió llevando consigo el cuadrado de cartón.
--- Volveré a poner esto en su sitio. Basta por hoy.
--- No has tenido miedo, Juan … tienes valor … --- Andrea le susuraba al oído.
Juan sonrío y cuando la miró deparó que sus labios estaban ya cerca de los suyos … el beso fue rápido … nadie se dio cuenta.
Como era viernes, pasaron todo el fin de semana sin contactar entre ellos.
Juan pensaba que aquella ouija podría ser un mundo inmenso … podría ser muy interesante.
Buscó en el despacho de su padre algo que le pudiese servir … después de una breve búsqueda encontró un folio de cartulina, más o menos de las dimensiones de la ouija de Sato … había tomado una decisión … haría su propia ouija …
( continuará ... oh! si! ... )
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