A
través del silencio de su despacho el Dr. Ramirez miraba unos
informes clínicos que habían dejado en cima de su mesa.
Eran
las cinco de la mañana y le había tocado el turno de noche.
Era
médico anestesista del Hospital de San Lázaro desde hacia un año y
ya estaba acostumbrado aquellas noches, que, normalmente, eran
tranquilas y sin novedades.
Por
lo que podía ver, solo uno de los informes indicaba que el paciente
tendría que ser intervenido … ahí entraba su labor …
Las
horas pasaban lentas … pero sobre las seis … de repente … todo
parecía ganar vida.
---
Dr. Ramirez … rápido … a la primera planta …
Era
una de las enfermeras que acababa de iniciar su horario de trabajo …
ya la conocía de hacía meses …
---
Qué pasa Rocío? --- caminaba rápidamente hacia ella, por el
pasillo…
---
Uno de los dos pacientes parece no reaccionar …
---
Otro?!!! --- ya era el tercero en dos semanas …
A
enfermería de la primera planta estaba agitada … todos los
enfermos querían hablar al mismo tiempo … era un grand salón …
tendría unas 40 camas …
Todos
apuntaban a una de las camas … el enfermo señalado parecía no
moverse. Dr. Ramirez le puso dos dedos por sobre la carótida … no
había indicios de pulsación … estaba muerto …
---
Que lo saquen de aquí.
---
Dr. … dr … qué le ha pasado?
---
Lo siento … ha muerto … pero esto es un hospital … verdad? La
gente puede morir …
---
Ha sido la Aparecida …
--- Vale …
vale …
La
historia de la Aparecida ya no era nueva. Ya la había escuchado
semanas atrás.
En
aquella misma enfermería se había muerto un enfermo la semana
pasada y uno otro le contó que por la noche había entrado una
monja, vestida de negro que sin decir palabra cruzó todo el salón
hasta pararse junto a la cama del difunto.
Cuando
la semana siguiente murió otro enfermo le repitieran la misma
historia … Ramirez no creía en esas cosas … era un científico …
La
verdad es que la muerte de esos enfermos fue dada como natural,
motivada por las propias circunstancias de su enfermedad.
Por
la tarde, Miguel Siroco, director clínico del hospital reunía todo
el personal.
---
Qué pasa en la planta primera?
Después
de algunos momentos de silencio una de las enfermeras habló:
---
Está todo normal … apenas circulan algunos relatos, fruto tal vez
de mentes febriles …
La
observación crió indignación en algunos de los presentes que se
dividían entre los creyentes y los escépticos …
---
Dr. Ramirez … usted estuvo de guardia toda la noche … notó algo
raro?
---
Absolutamente nada … fue una noche tranquila … como muchas otras
…
---
Comprendéis que todo esto es mala publicidad para este hospital …
hay que terminar con las habladurías urgentemente …
Varias
enfermeras miraban a Ramirez con mirada de reproche … pero a él
poco le importaba eso. Estuvo trabajando casi 24 horas seguidas …
era tiempo de irse a casa.
Cuando
el día siguiente volvió al hospital se dio cuenta que todos estaban
un poco nerviosos.
---
Qué ha pasado?
---
Esta noche … la Aparecida … la vierón en uno de los pasillos.
---
A ver … alguien ha visto algo … pero … no se precipiten …
---
Dr …puede creer o no creer … pero hay que respectar estas cosas …
Ramirez
les volvió la espalda sin añadir nada más.
Su
turno nocturno será una semana más tarde.
Esa
tarde, Ramirez llegó cerca de 15 minutos antes de su hora, como era
su costumbre.
Esa
vez, las miradas no eran de reproche … sino de sorpresa … en
algunas enfermeras … de admiración … era necesario mucho valor
para pasar la noche en esa enfermería.
Subió
las escaleras y al abrir la puerta sonrió … le habían puesta una
mesa y una silla … pero la sonrisa era su reacción a una pequeña
jarra con una rosa roja y una tarjeta que decía … “ Valor y
garra tienes … te deseamos suerte ...”
Los
enfermos le miraron sin comprender el porqué de aquella mesa ahí …
pero imperaba el silencio …
Bajó
de nuevo … comería algo antes de instalarse … encima de la mesa
dejó el libro que estaba leyendo … “Los que no fuimos a la
guerra” de Wenceslau Fernandez Flores.
A
las ocho se sentó en su “silla” … miró a su alrededor … los
enfermos terminaban su cena … seguro que dentro de muy poco todo
estaría tranquilo …
La
lectura resultaba muy absorbente … de cuando en cuando Ramirez
levantaba la cabeza y miraba el salón casi a oscuras … todo
silencioso … y volvía a su libro …
De
cuando en cuando un enfermo tosía o se movía en la cama de hierro y
el sonido lo hacía mirar de nuevo … poco a poco se acostumbró a
esos sonidos …
Sería
sobre las tres cuando un ruido diferente le llamó la atención …
era algo como … el rozar de ropa cuando una mujer camina …
levantó los ojos del libro … le llevó unos segundos a
acostumbrarse a la penumbra que lo envolvía.
Se quedó paralizado …
el libro cayó al suelo … ahí … bien delante de él estaba una
monja … toda de negro … la cara inexpresiva … las manos blancas
sobresaliendo del color del hábito … ni una palabra …
A
penas Ramirez consiguió abrir la boca …
---
Quién eres?
Pero
la monja se llevó los dedos a la cara en una señal de silencio …
Seguía
sin poder moverse … ella le dio la espalda y se dirigió a una de
las camas … la cama 33 … sus pies no parecían tocar el suelo …
ahí se detuvo unos segundos … después miró de nuevo en su
dirección y … simplemente … se esfumó …
Ramirez
sudaba … sentía un fuerte dolor en el brazo … casi insoportable
… e repente todo pareció claro … muy claro …
Despertó
en una cama …
---
Dr. Ramirez … cómo se siente?
---
No lo sé … qué ha pasado?
---
Lo hemos encontrado en el suelo … sin sentido … ha tenido un
ataque cardíaco … ahora tiene que descansar … --- la enfermera
se iba …
---
Espere … como está el enfermo de la cama 33?
La
enfermera le miró intrigada …
---
El enfermo de la cama 33 ha muerto … Dr. Ramirez …
dramatizado
por jorge peres
Son
muchas las historias raras y enigmáticas que se cuentan del Hospital
de San Lázaro.
La
leyenda de la monja de negro es la más conocida y la que más
personas dicen haber visto … algunas hablan simplemente de una
mujer de negro …
También
hay relatos de una monja de negro que aparecía en el Hospital
de las Cinco Llagas, hoy el Parlamento … y de eso
hablaremos más adelante.
La
enfermería de la primera planta está cerrada hace muchos años.
He
conseguido contacto con dos personas que al día de hoy trabajan ahí
… una enfermera y un auxiliar … ambos me han dicho que ver …
jamas han visto nada … pero que cuando les tocaba el turno de noche
escuchaban sonidos fuertes y raros … viniendo de las alas cerradas
… voces sueltas y ruido de camas arrastradas por el suelo … esa
planta cerrada no tiene camas …
Puede
que todavía esté por ahí la Aparecida … la monja de
San Lázaro.
blog asesorado por LAURA G.G.
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