lunes, 21 de enero de 2013

... MARY-CELESTE ... MISTERIO ???!!!??? ( epilogo) ...







                              PART II
      Inmediatamente se inventan las más dispares explicaciones. Una de las más interesantes fue la de Dod Osborne.
      --- El Mary-Celeste --- decía él con una voz grave --- encalló en una isla fantasma.
      Todo el mundo se reía, pero eran ciertos los relatos de ciertas islas de origen volcánica que podían aparecer y desaparecer, a veces en pocas horas.
      Pero Osborne no estaba de acuerdo.
      --- No estaba pensando en una isla  volcánica pero en una de arena. Me ha pasado a mí una vez.
      Entonces, cuando todos hacían silencio el contaba una vez más esa historia.
      Dirigiéndose a Reino Unido, viniendo del continente africano, sin mapas ni brújulas, a bordo de una pequeña chalupa prestada. Osborne tuvo la sorpresa de encallar en una noche oscura a 80 millas de la cuesta de Senegal. Por la mañana descubrió que había encallado en una isla arenosa que presentaba fuera de agua no más que un metro. Después de mucho maniobrar consiguió sacar el barco y llegar a Port-Étienne.
      --- Por eso pienso --- concluyo Osborne --- que lo mismo podrá haber pasado con el Mary-Celeste.
      --- Y que ha ocurrido con la tripulación? --- le preguntaban.
      --- Pues … que podrán haber bajado en esa isla.
      --- Todo el mundo? Sin dejar nadie a bordo?
      --- Porque no?
      --- Y fueron todos tragados por la arena cuando la isla bajó? En verdad … no os falta imaginación …
      --- Tenéis una explicación mejor?
      Y todos se callaban.



     Pero había aún datos más misteriosos. Entre el último puerto anotado en el libro de abordo del Mary-Celeste y aquel en que el Deo Gratias lo había encontrado se extendía un largo recorrido que el barco jamás podría haber seguido a la deriva y por el impulso de las olas y de las corrientes … en  tal caso habría viajado por el mar de los Sargazos.
      El tiempo pasaba y no había ninguna información de que hubiera sobrevivientes.
      Cada vez más impaciente el capitán Moorhouse insistía que le fuese dada la recompensa, lo que pasó en la primavera siguiente.
      Pero el seguro fue disminuido por varios pretextos.
      Dividió el dinero con la tripulación y de nuevo partió por el mar.
      Más tarde, el Mary-Celeste, con nueva tripulación navegó en dirección a Génova donde debería desembarcar su carga.
      A bordo seguía también el gato, testigo de todo el misterio.



      Los años pasan y las explicaciones no aparecen.
      Un periódico inglés, el Strand Magazine, en 1913, abrió un concurso entre romancistas para solucionar la historia.
      El periódico de Paris, Le Temps, publicó varios manuscritos de escritores como H.G.Wells y Arthur Conan Doyle. Pero ninguno descubriría la verdad.


      Laurence Keating era un escritor de la marina inglesa y se obsesionó con solucionar el misterio.
      Primero se dirigió a Nueva York, al mismo local donde, una cierta mañana de setiembre de 1873 el Mary-Celeste había partido.
      Durante sus investigaciones escuchó hablar de un tal John Pemberton que se decía había estado en el barco.
      Pemberton tenía entonces 75 años y vivía en Liverpool, y pasaba muchas horas en los bares, emborrachándose y hablando de su pasado. Ahí lo encontró …
      --- El Mary-Celeste? … Yo estuve ahí …
      Todos los presentes se reían … todos menos Laurence Keating. Habló con el … pasados algunos minutos de negación Pemberton decidió hablar:
      La narrativa del capitán Moorhouse no era de todo exacta.
      Las cuatro personas para quien estaba destinadas las cuatro tazas de té y el guiso que se apuraba estaban a bordo cuando los enviados del Deo Gratias llegaron.
      --- Entonces … y como no los han visto?
      --- Los vieron … aún más … los reconocieran … eran los marineros inscritos en su propio navío … Charles Manning, Billy Hawley, Tom Moffat … y yo ..yo era el cocinero.
      Volvamos al día en que el Mary-Celeste se encontraba amarrado en el puerto de Nueva York al lado de un navío de tres mastiles … el Deo Gratias.
      El capitán Moorehouse observó las dificultades que el comandante Briggs estaba teniendo para cargar el barco. Primero era demasiada carga para caber  en el sótano del navío, después, por motivos de economía, quiso obligar los marineros a hacer de estibadores. Ellos se recusaron y desertaron. Briggs no consiguió encontrar substitutos.


      Como buen vecino, Moorehouse aceptó cargar en su propio barco los barriles excedentes y prestar a Briggs tres de sus hombres. Quedaran de reunirse en Säo Miguel, en Azores.
      Para completar la tripulación, Briggs y su inmediato Hullock recurrieron a una desagradable práctica a que se daba el nombre de xangaiagen … quien tenía necesidad de marineros se dirigía a tabernas frecuentadas por ladrones y rellenaba de alcohol a algunos delincuentes, cuando estos caían borrachos los llevaban clandestinamente para el navío que partía inmediatamente … se despertaran en mar alto y eran obligados a aceptar su destino. Normalmente esto se hacía con violencia, pero el teniente Hullock  era vigoroso y brutal, con la fuerza de sus puños y su látigo conseguía lo que quería de los que protestaban.


      En cuanto al piano … la música, dicen, amansa a las fieras. Pero, Hulloc ha mentido al citar esta frase … el odiaba el piano … aprovechó el primer movimiento del navío para mandar colocar el piano de tal manera que la srª Briggs no pudiese tocarlo.
      Pero ella era tan delgada que conseguía llegar hasta él y seguir tocando todos los días.
      El capitán era un flojo, no se metía en las peleas … ni cuando Hullock pegaba a los marineros. La situación iba empeorando día a día.
     Una noche, en plena tempestad el piano rompió las amarras y aplastó la pianista.
      Fue necesario echar al mar el cuerpo de la mujer del capitán que gritaba desesperado que Hullock la había matado.
      Durante toda la noche la tripulación se entregó a la bebida hasta caer inconsciente … y el barco encalló en uno banco de arena.


    A la mañana siguiente el comandante había desaparecido. Todos pensaron de inmediato que Hulloc había matado al capitán y había lanzado el cuerpo al mar.
      Antes de llegar a las Azores, Hullock reunió a los hombres y los informó que si lo acusaban de asesinato los mandaría arrestar por insubordinación.
      Entonces llegaran a un acuerdo y decidirán abandonar el navío lo más deprisa posible. Solo quedaran los tres marineros del Deo Gratias y el cocinero.
      Moorhouse buscó y encontró el Mary-Celeste. Cuando fue informado de todo lo que había pasado a bordo ha tenido una idea … el barco estaba prácticamente abandonado, porque no considerarlo un navío a la deriva y así obtener el premio de salvamento?
      La tripulación estuvo de acuerdo y aceptó una solución con ventajas para todos.
      Solo restaba Pemberton … pero hablaron con él, le ofrecieran una buena cuantía de dinero y el … desapareció …
     La verdad es que esta narrativa no explica todas las interrogantes de este misterio … y no fue llevada en serio por las autoridades del momento, dado el estado permanentemente embriagado de Pemberton.
      Años más tarde, la seguradora del Mary-Celeste, con nuevo director general, ha querido investigar de nuevo todos los hechos.
      Peritos suyos se desplazaran a Liverpool para interrogar Pemberton … demasiado tarde … ya había muerto …
      Hasta hoy, quedó para la historia como un caso por explicar.
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